1910 - A los 84 años, muere el poeta y político Eusebio Lillo, autor de la letra de nuestra canción nacional.
Eusebio Lillo Robles (Santiago, Chile, 14 de agosto de 1826
- ibídem, 8 de julio de 1910) fue un poeta, periodista y político chileno.
Autor de la letra del Himno nacional de Chile.
Político, periodista y poeta chileno que desarrolló su literatura dentro del romanticismo que predominó en las letras de su país durante el siglo XIX. Político activo y también comerciante, su fama entre los escritores de la época se forjó a partir de su elaboración de la letra de la Canción Nacional de Chile, que en 1848 sustituyó a la escrita por Bernardo Vera y Pintado, aunque de éste se conservó el coro. Lillo destacó como promotor de la revolución de 1851, que fue el primer intento de llevar a los liberales al poder. Sufrió por ello cárcel durante el gobierno de Manuel Montt y fue desterrado a Valdivia, de donde huyó hasta recalar en Lima. Regresó a Chile en 1852 y continuó su actividad periodística en la publicación La Patria. Posteriormente marchó a Bolivia; allí fundaría el Banco de la Paz y colaboraría en el desarrollo de la minería. De nuevo en Chile, en 1878 fue alcalde de Santiago y después intendente de Curicó. Participó también en la guerra del Pacífico como secretario de la Escuadra y ministro diplomático en campaña.
Elegido senador por Talca en 1882, fue nombrado ministro del
Interior del gobierno de José Manuel Balmaceda en 1886, y elegido presidente de
la Alianza Liberal. Balmaceda le confió su testamento político antes de su
suicidio, un valioso documento que Lillo publicó, cumpliendo con ello la
voluntad del presidente liberal. La mayor parte de la obra poética de Eusebio
Lillo se concentró en sus años de juventud. La suya es una lírica de plena
expresión de los ideales románticos: el amor, la naturaleza, la nostalgia, el
miedo y los recuerdos. Se le denominó el "poeta de la flores" debido
a composiciones como La violeta, El junco y A una madreselva; además, dedicó
poemas a grandes damas: A Isadora, A Matilde, A Elena. También, como otros
coetáneos de la generación romántica, escribió algunas leyendas en verso: Loco
de amor, Recuerdos del proscrito y Canto de Caupolicán en un día de batalla.